sábado, 12 de febrero de 2005

"La hora de la verdad" (artículo de Rosa Díez)

Rosa Díez está brillante. El artículo es relativamente antiguo, ya que fue publicado en El País el 13 de enero, y se puede leer en Periodista Digital. Pero la temática sigue siendo totalmente actual.

Si el plan nacionalista se lleva a cabo como Rosa Díez predice o no, dependerá de los resultados electorales en las elecciones vascas del 17 de abril. Pero lo que queda claramente expuesto es la catadura de los nacionalistas vascos.

En una parte de su artículo, Rosa Díez escribe estas palabras al respecto:

El PNV es un partido predecible. Nunca en su historia ha tomado una decisión que no estuviera al exclusivo servicio de sus intereses. Desde la traición a la República en Santoña, hasta el pacto con ETA en Lizarra, nunca les ha movido otro interés que no haya sido el propio.

Si hubiera que buscar un eslogan que definiera en pocas palabras su trayectoria, ésta sería "Nosotros, a lo nuestro". Y como siempre les ha ido bien así, pues no encuentran ningún motivo para cambiar de actitud. Su talento para falsear la historia ha sido tal que durante la transición los demócratas a los que traicionaron en la Guerra Civil no sólo obviaron esa parte obscura de su historia sino que se esforzaron en "compensarles". Y seguimos en las mismas. Hemos hecho -todos- ímprobos esfuerzos por "entender" al PNV.

Como si la democracia española debiera algo a los nacionalistas vascos. Asumiendo, de facto, las mentiras del nacionalismo, sus mitos de pueblo oprimido, sus reivindicaciones más sectarias y más insolidarias. El necesario esfuerzo por constitucionalizar al nacionalismo vasco siempre ha estado trufado de una especie de "complejo" ante ellos. Como si fueran los nacionalistas vascos quienes debieran darnos el label democrático a los demás.

No pierdo la esperanza de que la experiencia de estas casi tres décadas de democracia nos sirva para no seguir cometiendo los mismos errores. El PNV ha demostrado que es insaciable. Y que no tiene escrúpulos.

Quiere todo el poder y está dispuesto a todo para conseguirlo. Desde el Gobierno del País Vasco, ha practicado el más absoluto desprecio hacia la democracia española. Ha utilizado las instituciones vascas que ocupa para deslegitimar el sistema que le permite ostentar el poder.

Ha rechazado cualquier iniciativa encaminada a derrotar al terrorismo sin concesiones políticas. Ha ignorado y tratado de silenciar a las víctimas de ETA. Ha pactado con los terroristas la exclusión de los no nacionalistas. Ha institucionalizado esa exclusión a través de una iniciativa que finalmente ha sido aprobada en el Parlamento vasco.

La relación de actos de desprecio, deslealtad y traición del PNV para con el sistema democrático es inacabable.

Así son. Y así seguirán siendo. Tanto si obtienen mayoría absoluta como si no. Lo mismo si pueden gobernar solos que si necesitan al PSE para hacerlo. Da igual, o casi. Porque es solamente cuestión de tiempo. Su programa máximo esta establecido: La independencia. Y nada ni nadie les hará bajarse de ese burro. A lo máximo que se podrá aspirar, si se opta por negociar con ellos, es a bajarles la velocidad. Pero seguirán, si se les permite, dando pasos hacia su meta separatista. Juntos, PNV-EA-ETA-Batasuna; de una forma u otra, porque todos son "la gran familia nacionalista".

Por eso, porque son así, solo hay un camino. La aplicación de la Ley. Sin miedo, sin temor, con decisión. Punto. Es la única forma que entienden. Cuando ven eso frenan, porque saben que no les conviene el enfrentamiento directo, el cuerpo a cuerpo; ahí tienen las de perder, y son totalmente conscientes de ello. Pero cuando ven dudas, cuando perciben ambigüedad, cuando comprueban debilidad... ¡ay! Entonces se tiran al cuello, a por todas, sin piedad. En esos momentos usan las palabras, hasta retorcerlas tanto que pierden su significado y ya no quieren decir nada. Y se transforman en un discurso vacío, donde las frases son sustituidas por los hechos, los hechos nacionalistas por supuesto, ignorando todo lo demás y a todos los demás.

Por ello, por todo ello, y por mucho más, ahora no es la hora de la duda. Es la hora de la decisión. De lo contrario... tendremos que lamentarlo, y mucho, más tarde.

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